En el corazón de Hornachuelos, un rincón resguarda un pedazo vivo de la historia local: los Lavaderos, conocidos cariñosamente como "El Charcón". Aunque no conocemos la fecha exacta de su construcción, la tipología de la fábrica nos transporta a la segunda mitad del siglo XIX, coincidiendo con la edificación del cementerio de San Antonio en 1888. Este periodo marcó la promulgación de leyes de salubridad pública en toda España, impulsando el traslado de los cementerios a las afueras y la creación de espacios como lavaderos y fuentes públicas.
El Curioso Origen del Nombre "El Charcón"
El apodo "El Charcón" proviene del enorme charco de agua que solía formarse alrededor de estos lavaderos. Una fuente de dos caños, alimentada por un conducto subterráneo desde la calle Agua (hoy Alhaken II), llenaba las pilas de los lavaderos. Este suministro de agua, a su vez, provenía de la fuente en la Plaza de la Constitución, alimentada por los arroyos de la Rabilarga y la Cañada de la Víbora que serpentean por el pueblo.

Arquitectura que Cuenta Historias
La estructura de los Lavaderos se compone de treinta y dos pilas construidas con ladrillos de barro provenientes de alfarerías locales. Distribuidas en dos filas de dieciséis, estas pilas se disponen en dos alturas. Las más antiguas ocupan la altura inferior, mientras que las de la parte superior, cercanas a la calle de la Palma, son parte de una expansión posterior.
La configuración actual incluye una zona a cielo abierto y otra techada con luz eléctrica, facilitando que algunas mujeres pudieran realizar sus labores incluso durante la noche. Las pilas, más que simples recipientes de agua, eran testigos de las historias de las mujeres y sus hijos que las frecuentaban.
Normas no Escritas en el Rincón de las Lavanderas
El acceso a las pilas no era un asunto trivial. Existían normas no escritas que regulaban el uso de estos preciados espacios. Lavanderas "profesionales" se encargaban de lavar la ropa de otras personas y tenían pilas asignadas. El resto de mujeres debían reservar su espacio, a veces desde las primeras luces del día, marcando territorio con un trapo en el desagüe de la pila libre. Una pila con el desagüe tapado indicaba que ya tenía usuaria.
Los Lavaderos no eran simplemente un lugar para lavar la ropa, sino un espacio de trabajo exclusivo para mujeres y sus hijos. La cotidianidad de estas lavanderas pintaba un retrato vivo de la vida en San Antonio en esa época, revelando las complejidades y las normas sociales que regían el quehacer diario.
En la actualidad, los Lavaderos "El Charcón" se alzan como un monumento a la historia local, recordándonos la importancia de preservar estos tesoros que cuentan las historias de quienes nos precedieron. Un paseo por este lugar nos sumerge en la vida cotidiana de San Antonio en el siglo XIX, donde las mujeres y sus hijos compartían risas, historias y el vital quehacer de lavar la ropa en estos lavaderos impregnados de historia.